jueves, 21 de junio de 2012

Las manos

Mis manos son importantes. Puedo abofetear, derribar, golpear, arañar, herir, disminuir, desmoralizar, usar y abusar; también puedo construir, acariciar, apoyar, comunicar, prevenir, remediar y humanizar. Depende del uso que yo sepa darles.
Vi a mucha gente, inclusive amigos míos, con los puños cerrados como si eso resolviera algo en un mundo que ya no tiene miedo del amor, mucho menos de la violencia.
Yo solía creer que las manos de los jóvenes acabarían por enderezar el mundo. Pero crecí, y ahora sé que las manos no consiguen crear nada que no haya sido creado primero en el corazón. Tengo la absoluta certeza de que las manos son una prolongación del corazón. Los dedos que se deslizan por el pelo de quien queremos o que escriben las palabras justas para el amigo que se halla en dificultades son la prueba de que soy persona en un mundo que a veces nos puede transformar en robots.
En la misa del domingo anterior di mis manos a dos personas completamente desconocidas mientras rezábamos el Padre nuestro. Fue algo que sentí hondo. Fue cristiano.
Creo que he caminado mucho más con mis manos de lo que normalmente camino con mis pies.
Creo que no quiero llegar a los cielos con las manos vacías. Estoy ofreciendo mis manos al que quiera rezar el Padre nuestro conmigo.
Observo las manos del albañil callosas y feas, observo las manos de mi hermana, delicadas y bien cuidadas, observo las manos de los niños, observo las manos de todos y llego a la conclusión de que son iguales. Todas ellas pueden cargar armas y jalar gatillos. Todas pueden acariciar a un niño o a un crucifijo. Depende del corazón que las domina.

lunes, 4 de junio de 2012

Feria Internacional de Música

Ayer asistí con una amiga a un concierto ofrecido por la FIM (Feria Internacional de Música) que se celebra cada año aquí en la ciudad de Guadalajara. 
Tenía muchas ganas de ver a Carla Morrison porque me encantan sus canciones, pero no contaba con que las otras artistas que se presentaron fueran de tanta calidad. 
El concierto inició a las 7 pm con Camila Moreno, una chilena de caracter. Plasma en sus canciones sucesos y pensamientos personales que la hacen ver como todo una guerrera de la libertad. Aunque no estoy de acuerdo completamente con una de sus canciones "Un, dos, tres, por mi, por ti y por todos mis compañeros" porque considero que critica a la Iglesia católica someramente, aplaudo su valentía por sus críticas a la política de su país. 



Y de Camila Moreno pasamos a Andrea Echeverri, una mujer gigante con toda la facha de una hippie, ella poco más conocida. Autora de canciones de paz, amor, libertad también, pero de una manera más relajada, tendiendo a reggae. Con Andrea acabamos con la pena y algunos comenzaron a bailar, lamentablemente tuvo algunas fallas con el audio que no desvanecieron nuestro ánimo. 



Y el momento más esperado por la mayoría de nosotros, cuando eran casi las 9.30 p.m. llegó al escenario Carla Morrison, tan humilde como siempre cantando "Una Salida". Cada vez se ponía mejor, realmente me agradó demasiado. Comentó que estaba enferma de la garganta y tenía que cuidarse, pero en ningún momento descuidó el volumen.


Aparte de la letra de las canciones de estas tres artistas nada plásticas, me conmovió su sencillez. No sólo nos estaban compartiendo su música, sino que cada una regaló pequeños detalles al público. Muchos ritmos eran creados al instante por ellas misma (especialmente las dos primeras). El escenario no requería de fuegos artificiales, elaboradas presentaciones, combinaciones visuales llamativas para enriquecer el concierto. Me gustó mucho que Andrea misma, sin necesidad de staff salió antes de cantar a preparar junto con sus músicos acompañantes ¡su propio escenario!. También me gustó que Camila en un momento, para hacer contacto con nosotros y sin necesidad de micrófonos cantó y tocó una canción.
Algunas cosas pudieron haber bajado el ánimo tanto de nosotros, el público como de las propias cantantes, como la temperatura, que parecía que no hubo acondicionamiento adecuado que nos tenía a todos sudando; otra cosa fue el sonido, sobre todo con Andrea que en ocasiones muy bajo, en otras se escuchaban ligeros truenos.
En este concierto conocí otras cantantes, de las cuales disfrute también; tuve sentimientos encontrados al escucharles, en fin, fue un gran momento, y creo que no habría podido disfrutarlo tanto sin Cris, mi amiga que me acompañó.