sábado, 28 de abril de 2012

Un pedacito de cielo

Compartir es lo que quiero hacer hoy. 
Gracias a un par de amigos comencé a asistir a un grupo juvenil católico llamado San Rodrigo o San Roo y a causa también de que tenía la necesidad de Dios. 
Hoy pude asistir a unos de los ministerios, estuve toda la mañana y parte de la tarde con estos niños que son de una casa hogar llamada no recuerdo si "Pedacito de cielo" o "Pedacito de luz", pero esto último es lo que fueron para mi hoy.
Soy una persona horrendamente fría, no gusto de ser abrazada ni de abrazar regularmente, solo cuando me nace o cuando siento que viene de corazón, no suelo agradecer formalmente cosas mínimas que se convierten en montañas de favores, en fin, no considero ser amorosa.
Pero hoy, hoy soy otra persona, más bien, estos pedacitos de luz me han convertido en otra persona. Hoy sentí tanta necesidad de abrazar y fui gratamente correspondida. Sentía el deseo de ayudar y terminé siendo  yo a quien ayudaron y curaron. 
He llegado a conseguir ratos agradables con grandes cantidades de dinero pero, definitivamente hoy, me di cuenta de que con personas así no se necesita de mucho para conseguir momentos extraordinarios.
Ellos son los culpables de doblarme; agradecer a alguien por algo que no creería necesario; olvidar resentimientos y quejas; y sentir una inmensa necesidad de amar a mi prójimo.
Pensé ser útil, ayudar y apoyar a niños que no tenían padres porque sinceramente "Pobrecitos, ¡no tienen papás!" pero resultó que ellos son los que me fueron útiles, los que por poco más de 5 horas pusieron la más grande y sincera de mis sonrisas con sus ocurrencias, anécdotas, agradecimientos (por nada), comportamientos, besos y abrazos. 
Definitivamente hoy conocí un poco más a Dios, porque hoy conseguí tener un pedazo de cielo aquí en la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario